Durante el embarazo, la presencia de una secreción blanquecina se considera
normal y está provocada especialmente por el aumento de las hormonas
placentarias. En general, se caracteriza por ser un flujo blanquecino, con poco
olor, líquido, muy similar al que muchas mujeres tienen en el período
premenstrual.
Sin embargo, este flujo, que es el resultado de la intensa estimulación hormonal
que se produce durante la gestación, no produce ardor, ni comezón, ni tiene un
olor desagradable.
La aparición del flujo vaginal amarillento, verdoso o espeso con mal olor y viene
acompañado de ardor, picazón o enrojecimiento de la zona genital, puede deberse
a una infección que requiera de un tratamiento específico.
Debes consultar con tu médico para que te realice un correcto diagnóstico, y te
prescriba el tratamiento más indicado a base de óvulos vaginales o cremas
especiales, dependiendo de la causa que lo provoque y de la etapa del embarazo
en la que te encuentres. Generalmente, se soluciona rápidamente y no son de
riesgo para tu bebé.
En los casos de infecciones por hongos como la Candida albicans (candidiasis),
es importante tratarlas antes del parto para evitar contagiar a tu bebé al atravesar
el canal del parto durante el nacimiento.
Causas de las infecciones vaginales en el embarazo
Las infecciones vaginales son el motivo más común de las consultas
ginecológicas. El 80 por ciento de las mujeres acude a su ginecólogo por
problemas relacionados con este tipo de infecciones. Se manifiesta con unos
síntomas muy característicos como la alteración del flujo vaginal o sensación de
quemazón en la vulva o en la vagina.
En la mayoría de las ocasiones, los labios vulvares están enrojecidos e
hipersensibles. Las causas de este problema pueden derivarse de un desequilibrio
en la flora vaginal, que puede dar lugar a patologías como la vaginitis bacteriana
(el tipo más común de infección vaginal) o la candidiasis, que es la segunda causa
de vaginitis en mujeres en edad fértil y adolescentes.
.